Estamos en pleno invierno, las intensas heladas de las mañanas dejan un paisaje invernal precioso, la escarcha en las Jaras, Retamas y en los suelos que perdura hasta que el sol empieza a calentar; la naturaleza se vuelve más silenciosa parece que no hay nada ni nadie, pero oímos a los pájaros cantar desde sus nidos; hay días con intensas nieblas en los que parece que todo desaparece, todo se ralentiza, la vista parece nublarse; y otros días donde el Sol parece brillar más intenso que nunca, qué bonitos esos días en los que el Sol nos abraza con su calidez.
Así como la naturaleza se ralentiza, se retira, se adormece en estos meses fríos, en Ermita Inti encontramos en esta pausa invernal la oportunidad de hacer un balance y reconectar con nuestro ser interior. Los inviernos son tiempos de introspección y crecimiento; tiempos de desconexión y descanso; tiempos de cuidar los campos, los cuerpos, nutrir nuestras células, nutrir las tierras; son tiempos reflexión, de creación, de proyección; nuestra desconexión nos invita a conectar más con nuestros propios propósitos.
En Ermita Inti hemos comenzado practicando Yoga acompañadas de las suaves llamas de la chimenea en cada sesión, creando un espacio cálido y acogedor para conectar con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra respiración. Al igual que las semillas que yacen bajo la tierra, esperando el momento perfecto para brotar, nosotros también estamos cultivando nuestro potencial interior. Cada postura, cada respiración profunda, es una semilla que plantamos en el fértil suelo de nuestra consciencia.

Nuestra práctica de Yoga es una invitación a ir hacia nuestras profundidades y encontrar nuestra Verdad, nuestra Esencia, nuestra Vibración más pura; a través de la meditación acallamos nuestro ruido mental, nuestra rumiación y traemos nuestra mente al Momento Presente para enfocarse en lo que de verdad importa. Una vez acallamos nuestra mente y podemos conectar con nuestro interior, observamos, sin juicio, para comenzar a seleccionar las semillas que querremos sembrar en los próximos y que después crecerán con todo su esplendor. Además de meditar, y conectar con nuestra respiración en el invierno buscamos hacer una práctica de Yoga que nos ayuda a mantener nuestro calor interno pero que también nos invite a ir hacia la calma y el descanso que es tan necesario en este momento. Es un momento en el que tenemos que dosificar nuestra energía, en el que debemos de cuidar y nutrir nuestro cuerpo, calmar y relajar la mente para que así tengamos una mente y un cuerpo fuerte y equilibrado preparado para resurgir y renacer en la Primavera. Hibernamos para renacer.